Cuadro clínico:
La mayoría de los casos (alrededor del 80%) se observan a partir de los 80 años, aunque algunos comienzan desde los 40 años. El síntoma inicial más frecuente es la pérdida de la memoria reciente. Sobre todo se afecta un subtipo de aquélla, la memoria episódica (experiencias personales en un determinado tiempo y espacio). La memoria semántica, (conjunto de conocimientos generales), y la implícita (aprendizaje de habilidades, ej: conducir un coche), se preservan bastante bien en estadios tempranos. Tampoco se afecta inicialmente la atención elemental.

El trastorno de la memoria se manifiesta por la incapacidad para aprender palabras o hechos, que mejora poco o nada con la repetición, se acompaña de pérdida rápida de lo aprendido y de una tendencia a producir errores de intrusión, o sea mezclar cosas de diversos episodios.
Habitualmente, progresa de forma lenta pero inexorable (puede haber "estancamientos" de varios años). Inicialmente, el paciente olvida sucesos significativos de unos días antes, pero conforme avanza la enfermedad, no recuerda sucesos del día previo o de horas antes y, en estadios avanzados, olvida sucesos inmediatos.

Las alteraciones del lenguaje suceden a las de la memoria. La anomia (incapacidad para recordar los nombres de objetos, cosas o personas) es un síntoma típico de afección inicial. Se altera la fluidez del lenguaje. La comprensión del lenguaje escrito se empobrece progresivamente de forma paralela a la de la escritura.

El trastorno intelectual se manifiesta inicialmente por la pérdida de capacidad para realizar tareas complejas cotidianas ( por ej: gestiones financieras), lo cual es más aparente es situaciones nuevas, y es menos perceptible cuando las actividades, aunque complejas, son rutinarias.
Se puede comprobar un déficit en la capacidad de razonamiento abstracto (ej: interpretar un refrán). Asimismo, aparecen  dificultades a la hora de construir cosas (armar un rompecabezas).
Las agnosias (incapacidad para reconocer objetos)  suelen aparecer en estadios avanzados.

El trastorno psiquiátrico más frecuente es la depresión, sobre todo al inicio (tres primeros años) Otras alteraciones del ánimo ( ansiedad, irritabilidad) son, en general, tardías. No son raras las reacciones catastróficas (emociones intensas excesivas y acompañadas de sudoración, taquicardia, palpitaciones, temblor, nerviosismo exagerado ante fracasos en una tarea) en pacientes con enfermedad avanzada.
Con el tiempo, en la evolución de la EA, pueden aparecer delirios en el 40% de los casos, y alucinaciones.
Las agresiones (20-57%), finalmente la violencia verbal o sexual, son más frecuentes en varones, causan gran trastorno familiar y aconsejan su internamiento en un centro adecuado.

También los trastornos del ciclo sueño-vigilia (insomnio), de la ingesta (bulimia), sexuales (hipersexualidad), el vagabundeo (andar de un lado a otro sin ninguna razón aparente), las conductas repetitivas sin intención aparente y la incontinencia esfinteriana son frecuentes en estadios avanzados.
A pesar de lo expuesto, conviene precisar que la mayoría de casos conservan bien las emociones y afectos para sus seres queridos hasta estadios muy avanzados.

Hallazgos en el plano físico:
El examen neurológico es característicamente normal en estadios iniciales. En estadios avanzados es frecuente (6-50%) la aparición de hipertonía, bradicinesia (lentitud en los movimientos) e hipomimia facial (disminución de las expresiones faciales) sobre todo.

También hay mayor frecuencia de compromiso en los reflejos, disminución del sentido del olfato, trastornos al caminar y temblores. Puede haber  signos cerebelosos tenues (de resorte del especialista)
En estadios avanzados pueden aparecer trastornos al caminar y de la postura, crisis epilépticas y compromiso de los músculos (mioclonias)
En los finales, se pueden exacerbar las manifestaciones mencionadas, llegando incluso hasta un estado vegetativo terminal.